Emiliani. San Jerónimo
         [952](1486-1537)

 
   
 

 

  
    Fundador de los Padres Somascos y patrono de los huérfanos, perteneció a una distinguida familia de Venecia. Nació en 1481 en casa señorial cercana a S. Marcos, en Venecia. Se dedicó a las armas y se comportó como joven alegre y hasta disoluto. Participó en política, como consejero de la República.
   Un día sintió la llamada de Dios, casi de forma milagrosa en plena guerra de la República veneciana con Luis XII de Francia. Cayó preso al defender la forta­leza de Castilnuovo y fue encerrado en un castillo. Ante el peligro de muerte, pensó en la salvación de su alma. Liberado de manera casi milagrosa, se vio en Treviso ante el altar de la María. Dejó allí sus cadenas y las llaves de la prisión


   Determinó abandonar el mundo y dedicarse a obras de misericordia. Se or­denó sacerdote en 1518 y se entregó al apostolado. Con motivo del hambre atroz que se extendió en 1528, vendió su mobiliario para socorrer a los necesitados y empezó a mendigar para ellos. No se inquietó por las burlas de sus antiguos compañeros. Iba de iglesia en iglesia mendigando y de hospital en hospital cuidando enfermos. Se dedicó con preferencia a recoger y cuidar a los huérfanos que vivían en la miseria. Fun­dó para ellos una casa de acogida y buscaba los recursos, al tiempo que se cuidaba de su instrucción religiosa.


   Pronto se le juntaron personas piadosas y al de Venecia, añadió otros asilos en diversas ciudades: en Brescia, en Bérgamo, en el Milanesado, en los que hacia maravillas de caridad. En Bérgamo además preparó un refu­gio para jóvenes recuperadas del vicio. Con sus seguidores formó pronto una Congregación dedicada particularmente a la enseñanza. La casa central quedó en Somasca, cerca de Bérgamo. De allí se llamó a los discípulos somascos.
  


 
 

 

 

   

 

 

 

 

En 1537 se declaró una peste y se entregó al cuidado de los enfermos. Contagiado, falleció el 8 de Febrero de 1537. En 1540 fue aprobado el Instituto por Pablo III.
  

Fue Beatificado por Benedicto XIV en 1747 y canonizado por Cle­mente XIII en 1767. Pío XI le proclamó patrono de los huérfanos y de la infancia abandonada.